El ambientalismo es un desafío más importante que falsos debates sobre el sentimiento de las plantas o de los animales. Porque el ambientalismo se inscribe en el desafío del desarrollo sostenible, en abastecer, en generar alimentos, energía, etc., Y a la vez (nada mas ni nada menos), conservar los recursos naturales.

Por eso la propuesta de mirar a los Productos Forestales No Madereros (PFNM) como una estrategia de conservación del bosque es pensar lo ambiental “en serio”. Practicado por culturas milenarias y por sectores expulsados de las ciudades que sobreviven en las orillas, se trata de aprovechar de manera sostenible lo que tiene el bosque.

PFNM es un nombre para algo que ya venían practicando los pueblos originarios y también muchos sectores marginados de la sociedad. Ellos cuidaban más el bosque que aquellos que desforestaban para cultivar grandes extensiones, para criar miles de cabezas de ganado, o para extraer la madera para la industria o la construcción.

Resulta todo un desafío pensar los PFNM como una estrategia de conservación de los bosques y como una reivindicación de algunos sectores sociales y culturales.

Y es un desafío porque obliga a asumir otra mirada de la “cosa ambiental”, más comprometida y trascendental.