Antonio
Antonio Brailovsky fue uno de los intelectuales que más me influyó en mi formación de ambientalista…
A mediados de 2017 fue el último de los intentos de volver a regresarlo a estas pampas. Año lluvioso y con inundaciones en varias partes del país, la propuesta era un curso sobre “inundaciones y cambio climático”. No pudo ser y solo seguimos en contacto cada tanto por wasap.
Recuerdo cuando leí “La ecología en la Biblia”. Fue una de mis primeras aproximaciones a esa forma de mirar la naturaleza en su relación con el desarrollo de la humanidad. Fue la primera vez que escuché esa mirada conceptual de “NATURALEZA Y SOCIEDAD”.
En pocos días devoré los dos tomos de “Historia ecológica de Iberoamérica” y mi forma de asumir el ambientalismo encontró un norte (o un “Sur”, como me corrigió Antonio)
“Hay que ser capaz de hacer periodismo ambiental en forma natural como si fuera sencillo”, me escribió cuando cumplimos 25 años con el suplemento ECO y se me hinchó el pecho.
En el año 1998 lo entrevisté por primera vez. Fue en el campo de Don «Tito» Torroba. “La Tierra no corre peligro de desaparecer”, dijo, “el peligro es el de vivir muy mal” advirtió.
En el 2006 lo trajimos de nuevo a La Pampa, a General Pico, donde brindó un curso sobre “Naturaleza y Ecología en la Historia del Arte”. Cientos de docentes, profesionales y estudiantes participaron.
En el 2009 organizamos el curso “Historia ecológica de Iberoamérica”. Dos sábados seguidos vino a Santa Rosa a dictarlo. Con mi amigo Marcelo Dolsan lo íbamos a buscar al hotel. Bajaba con su forma de vestir muy particular (usaba moño y me resultaba toda una rareza) y con esa voz suave nos saludaba. Mientras compartíamos el desayuno charlamos y me dijo al final de la conversación: “alguna vez los ambientalistas de Gualeguaychú se darán cuenta que no perdieron con la pastera porque va a ser la empresa más controlada del mundo”.
Hace unos días me dijeron que ya no hablaba y le envié un audio de wasap saludándolo. Hoy temprano me contaron que nos había dejado.
Tal vez como forma de recordarlo va a estar bueno volver a leerlo. Porque frente a tanta simplificación donde sólo hay buenos y malos en los conflictos ambientales, releer a Antonio es necesario. La llave que nos proponía sigue siendo actual y necesaria.
Gracias Antonio.
Lic. Pablo D’Atri
Director ecodigital.ar
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