Además, debería defender a quienes son más débiles (transeúntes o caminantes) frente al poderoso (auto), y beneficiar a las mayorías con políticas de inclusión y accesibilidad.

Por ejemplo, el transporte público debería ser central en las calles de una ciudad y relegar al auto particular. Proteger a ciclistas y diseñar áreas exclusivas (bicisendas) es otra medida.

Caminantes o transeúntes son los y las primeras protagonistas. Veredas aptas y que puedan cruzar la calle sin peligro es más importante que caminitos hermosos en lugares distantes o exclusivos.

Una ciudad más “verde” no es solo la que premia a quienes compran un auto híbrido o ecológico, sino es aquella que facilita el acceso y la transitabilidad a las mayorías con un modelo ambientalmente justo y sostenible.