Cambio climático

Naciones Unidas reconoce que el Cambio Climático es un hecho y que, actuando ya, solo se puede lograr que sea “menos peligroso”. Por eso el mundo se prepara para lo que vendrá. El tema es que, mientras los países industrializados invierten miles de millones de dólares en infraestructura para prevenir los desastres, en los países del Sur se les enseña a la población a nadar para salvarse de las inundaciones…

 

(Suplemento ECO/Diciembre de 2008) “El mundo dispone de menos de diez años para cambiar el rumbo”, dice el Informe sobre Desarrollo Humano 2007-2008 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Con un tono poco optimista, el organismo internacional advierte sobre el aumento de las sequías, las tormentas intensas, inundaciones y otros desastres naturales como consecuencia del incremento de la temperatura media del planeta.

La veloz acumulación de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera está al límite y acercándonos al “punto de inflexión”, advierte el organismo de las Naciones Unidas. “Es posible que nuestra generación no se vea afectada por sus consecuencias. Pero nuestros hijos y sus nietos no tendrán alternativa y tendrán que vivir con ella”.

Con el probable fracaso de las metas fijadas hace siete años por los líderes del mundo en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), y frente a la amenaza que se cierne sobre dos grupos “que tienen poco poder para hacer sentir su voz como son los pobres y las generaciones futuras”, el PNUD advierte sobre las responsabilidades futuras: “En el siglo XX, los errores de los líderes políticos del momento desencadenaron dos guerras mundiales y millones de personas pagaron un elevado precio por catástrofes que podrían haberse evitado. El peligroso cambio climático es la catástrofe posible de evitar que amenaza el siglo XXI y más allá”.

Allá en el cielo

Actualmente la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera supera el rango natural de los últimos 650.000 años.

El problema es que no todos contaminan de la misma manera. De hecho, si los habitantes del mundo generaran la misma cantidad de GEI que produce una persona en Estados Unidos o en Canadá, necesitaríamos nueve planetas para absorber esas emisiones.

Y las consecuencias no la sufren ni la sufrirán todos de la misma manera. “En el mundo de hoy son los pobres los que llevan el peso del cambio climático”, afirma el Informe.

Seguidamente el documento señala que “ciudades como Londres y Los Ángeles pueden enfrentar el riesgo de inundaciones” y sus habitantes estarán protegidos por modernos sistemas de defensa. Por el contrario, las alteraciones de los patrones climáticos en regiones del Sur significará “la pérdida de cosechas y hambruna, o que las mujeres y las jóvenes deban dedicar largas horas del día a buscar agua”.

En los países desarrollados vive el 15% de la población mundial, pero genera la mitad de las emisiones mundiales de CO2. Mientras un habitante de Etiopía produce 0,1 toneladas de CO2, uno en Canadá alcanza las 20 toneladas, es decir, 200 veces más.

El calentamiento global es un hecho y las temperaturas medias aumentaron unos 0,7° C en el mundo desde la era industrial. El problema es que la línea en el termómetro sigue subiendo y se está muy cerca de los 2º C, el umbral del “no retorno”. Los estudios señalan que, cada diez años, la línea sube 0,2° C y la tendencia no se detiene.

Por eso el mundo científico dibuja un escenario en el siglo XXI donde la temperatura media global será superior a los 5º C, muy por encima del “umbral” o del límite máximo.

Para cambiar el panorama y evitar “cambios climáticos peligrosos”, las naciones industrializadas deberían disminuir sus emisiones en, por lo menos, un 30% de aquí al año 2020.

A nivel presupuestario estas metas significarían un costo anual promedio del 1,6% del PBI mundial. “Sabemos que no es una inversión menor, pero representa menos de las dos terceras partes del gasto militar mundial”, dice el PNUD y agrega que los costos de actuar pueden representar entre el 5 y el 20% del PBI mundial.

El voluminoso documento de 400 páginas es claro al calificar la voluntad política de los líderes del mundo: “El financiamiento total a la fecha alcanza unos 26 millones de dólares y constituye una respuesta irrisoria”. Esta cifra equivale a lo que gasta en una semana Inglaterra en su programa de protección contra las inundaciones.

Vulnerables

Aunque no son responsables de la mayor parte de las emisiones, los habitantes de los países en desarrollo (y dentro de ellos los habitantes más pobres) serán los que más sufrirán las consecuencias. Y esto es lo que está sucediendo. De las 262 millones de personas que fueron afectadas por desastres naturales climáticos entre el 2000 y el 2004, el 98% vivía en países en desarrollo. Mientras que 1 de cada 1.500 habitantes que vive en un país industrializado sufre alguna consecuencia cuando se produce una catástrofe, en los países del sur la relación es de 1 cada 19 habitantes.

La ecuación frente a los cambios climáticos es clara. Mientras un habitante de un país del norte o de clase acomodada se compra una heladera con freezer y duerme la siesta con el split encendido cuando aprieta el calor, las personas pobres del mundo (2.600 millones, el 40% de la población mundial) sufren en sus casas de chapa las altas temperaturas con apenas un ventilador de techo o bajo una precaria enramada.

Los sistemas de salud en las naciones industrializadas están preparados para enfrentar las olas de calor, tal como sucedió en Europa en el 2003. Pero en Etiopía y Kenia, los chicos de cinco años que nacen en un periodo de sequía tienen un 50% más de probabilidades de ser desnutridos. En el 2005 esta situación significó unos 2 millones de niños “adicionales”.

En Niger los chicos que nacen durante un periodo de seca tienen un 72% más de propensión a sufrir retrasos en el crecimiento. En la India, las mujeres nacidas durante una inundación, tienen un 19% menos de probabilidades de terminar la escuela primaria.

Sin vuelta

El PNUD confirma que el aumento de la temperatura en el mundo es un hecho y que, si se tomaran medidas urgentes, se podría evitar el cambio climático peligroso: “El mundo ya avanza hacia un mayor calentamiento” y, por lo tanto, “no hay otra alternativa que adaptarse al cambio climático”.

Y lo saben países como Inglaterra que invierten 1.200 millones de dólares anuales para protegerse contra las inundaciones. O en los Países Bajos donde la gente está comprando casas confortables que puedan flotar.

Pero no todos tienen la misma “suerte”. En África, en el delta del Mekong, se están plantando manglares para protegerse contra las tormentas y a las mujeres y a los niños les están enseñando a nadar.

Texto: Pablo DAtri
Ilust.: Bibi González