Glifosato

El glifosato es un probable cancerígeno para los humanos, dijo la OMS. Es el herbicida más utilizado en el mundo. Sólo en Argentina  se venden más de 180 millones de litros por años y hay quienes dicen que son muchos más, casi el doble. El área fumigada equivale casi dos veces la provincia de La Pampa. Más de 100 localidades en Argentina sufren las consecuencias…

 

(Suplemento ECO / Junio 2015) Las conclusiones de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) son claras. La institución especializada de la Organización Mundial de la Salud (OMS), señaló: “Hay pruebas convincentes de que el glifosato puede causar cáncer en animales de laboratorio y hay pruebas limitadas de cancerinogenidad en humanos” (leer más…)

Con sus reparos protocolares, es la primera vez que esta organización de las Naciones Unidas reconoce de manera tan clara las consecuencias del glifosato en el ADN y los cromosomas de las células humanas.

El 20 de marzo de 2015, desde Lyon, Francia, la IARC emitió el comunicado “Volumen 112: evaluación de cinco insecticidas organofosforados y herbicidas”, donde vincula al glifosato con el cáncer y los daños genéticos en humanos: “Es un probable carcinógeno para los seres humanos”.

“La enzima (vegetal) que resulta inhibida por el glifosato (la EPSPs) no se encuentra en humanos ni en animales, lo que contribuye al bajo riesgo para la salud humana que representa el uso de glifosato”, justificaba Monsanto, la multinacional que comercializa este producto. Por eso la respuesta al informe de la OMS no se hizo esperar: Es “ciencia basura”, disparó la megaempresa.

 

Glifosato

El glifosato es un ingrediente activo de muchos herbicidas. La fórmula química es compleja e inentendible para cualquier mortal: “N-fosfonometilglicina, C3H8NO5P, CAS 1071-83-6”.

Su capacidad herbicida fue descubierta en 1970 por John E. Franz, un empleado de la multinacional Monsanto.

Justamente esa “cualidad” la hace conocida como “producto herbicida”… Es decir, se trata de una sustancia que elimina las hierbas no deseadas (conocidas popularmente como “plagas” o “hierbas malas”).

El producto comercial más popular (sobre todo para el hombre de campo) que identifica a esa sustancia es el Roundup. De la mano de la multinacional Monsanto, se comercializa por millones, de litros y de dólares, en todas partes del mundo. “Los productos de glifosato de Monsanto están registrados en más de 130 países y están aprobados para el control de malezas en más de 100 cultivos. No hay otros ingredientes activos herbicidas que se le comparen en cuanto al número de usos aprobados”, dice la empresa y aclara: “El herbicida Roundup® 12, que contiene el ingrediente activo glifosato, fue introducido en 1974. Hoy, Roundup® WeatherMax, Roundup PowerMAX™: UltraMax, Full II y otros herbicidas producidos por Monsanto están entre los más utilizados a nivel mundial”, reconoce.

 

Peligros

No son muchas las sustancias señaladas por la OMS como cancerígenas. El glifosato es una de ellas, tal el comunicado del 20 de marzo último de la organización de las Naciones Unidas.

“Teniendo en cuenta los problemas que ahora son evidentes, ningún nuevo cultivo GM tolerante al glifosato debería ser autorizado”, dice concluyente un informe de Greenpeace.

El peligro no está sólo es en los campos sembrados. Además de los agricultores y peones de campos, de los operadores de fumigadoras y de los que manipulan estos productos… además están en peligro los habitantes de pueblos vecinos, los que habitan en cercanía de centros de acopios de agroquímicos y de maquinarias fumigadoras…

El coordinador de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, Medardo Ávila Vázquez, dijo a la agencia Télam que la resolución de la OMS es muy importante porque ya no hay dudas sobre sus efectos. Sin embargo, pidió medidas; “En Argentina actualmente está con una categoría de etiqueta verde que significa que se puede usar sin restricción, pero ahora esperamos que se lo elimine”, dijo.

Médico e integrante de la cátedra de Pediatría de la Universidad Nacional de Córdoba, Ávila Vázquez reclamó una paulatina eliminación del glifosato y otros agrotóxicos. “Lo primero es terminar con la exposición directa de la población a través de las fumigaciones”, dijo.

Hace un año moría Andrés Carrasco. Investigador del Conicet y docente de la UBA, denunciaba las consecuencias del glifosato sobre humanos, animales y plantas. Criticado por empresas, investigadores y políticos, hoy la OMS le dio la razón.

 

Texto: Pablo D’Atri
Ilus.: Bibi González

 


Soja y glifosato

Precipitados por la pérdida de los derechos de patente sobre el herbicida Roundup (desde el 2000), Monsanto se dedicó a diseñar la fórmula para capturar un negocio multimillonario.

De la mano de la biotecnología, comenzó a cortar y pegar. Teniendo la sustancia que aniquila las malezas, sólo quedó generar en el laboratorio una semilla que sea resistente a ese herbicida. La misma multinacional Monsanto que patentó el herbicida Roundup en los ‘70, hizo lo mismo con la Soja RR (Roundup Ready) o Soja 40-3-2 (también existen en el mercado otras semillas “transgénicas” de maíz, algodón, canola, etc.)

Casi un 80% de la superficie sembrada en el mundo tiene semillas modificadas genéticamente cuya patente pertenecen a Monsanto. Sólo en Argentina el uso de los agroquímicos aumentó un 800% en los últimos 20 años.

 

Texto completo en suplemento ECO (N° 190/junio 2015)