La Patagonia hace millones de años

Hace 66 millones de años gran parte de la Patagonia estaba cubierta por el mar, con aguas cálidas y playas de arena blanca y fina. En la región que hoy ocupa gran parte de La Pampa, Río Negro y parte de Buenos Aires, el paisaje era similar al actual del Golfo Pérsico. En esas aguas saladas existía una gran variedad de especies de animales como el plesiosaurio…

 

EI tiempo es relativo. Para los humanos la edad de una persona es un parámetro en el cual se «miden». De joven a viejo se pasa en un instante y en unas ocho décadas nuestro cabello crece y luego se cae, la piel pasa de lisa y fresca a arrugada y áspera. Todo cambia.

Pero para la Tierra que tiene unos 4.500 millones de años, 80 años es un suspiro. Para el planeta cada cambio se mide en millones y una piedra, para modificar apenas su composición externa, puede tardar (depende del tipo y condiciones climáticas) más de cien millones de años.

 

Todo cambia

Tal es así que, hace 66 millones de años, la región que comprende a las provincias de La Pampa, Neuquén, Río Negro, Buenos Aires y Mendoza estaba cubierta por el mar y sus playas eran de arena blanca coralina y bien fina. El paisaje era muy similar a lo que actualmente existe en la zona del Golfo Pérsico, en el océano Índico y en la región del Cercano Oriente.

Las aguas eran cálidas y existían invertebrados marinos y reptiles que llegaban a medir más de 10 metros de largo. “Era mucho más desértico, más árido, las temperaturas eran más altas, las aguas y su salinidad eran similares a las del Golfo Pérsico”, explica el geólogo Silvio Casadío, especialista en esta etapa de la historia del planeta.

En la región nor-patagónica, parte de la cuyana y también la pampeana, las temperaturas eran muy altas, la región era árida y tenía poco verde. En cambio, más al sur, en algunos lugares de Santa Cruz e incluso más abajo hasta llegar a Tierra del Fuego, el ambiente era cálido y la vegetación bien abundante.

Hace 66 millones de años el mar entraba por la zona que hoy es el Valle del Río Colorado y del Río Negro, hasta el sur de Mendoza y llegaba hasta la zona de Malargüe. “Era una entrada del Atlántico que hacía una especie como de «L». Era un mar cerrado, con poca conexión con el mar abierto y la profundidad de las aguas dependía de las zonas. En Puelén, General Roca, Casa de Piedra, el mar tenía una profundidad de 30 a 40 metros”, explica el geólogo. “Más al sur, en la zona del Volcán Auca Mahuida, allí la profundidad era mayor, entre cien y trescientos metros posiblemente”.

 

Las especies

La diversidad de las especies marinas era notable, aunque existían muchas diferencias con el Océano Atlántico actual. “Si vas ahora a una playa en Monte Hermoso o Miramar, la fauna que vas a encontrar en la playa es totalmente distinta a la que había en aquella época. Ahora el agua en las playas argentinas es muy fría. Para tener una idea; el agua en la zona de Puelén tenía más de 20 °C y hoy en el Atlántico sur está por debajo de los 10 °C”.

La temperatura tiene una relación directa con la cantidad y variedad de las especies: “La diversidad biológica del mar hace 66 millones en esta zona era más importante. El agua era más cálida y cuanta más temperatura, más variedad de especies existen. La población de cada especie es menor en las regiones cálidas, pero existe más variedad de especies. Y sucede a la inversa en las regiones más frías. Por eso, en esa época, si seguimos los parámetros actuales, probablemente en esa zona había una gran variedad de especies, más que en la actualidad”, explica Casadío.

En general, la temperatura global del planeta era mucho más cálida y las especies más impresionantes, por sus dimensiones, eran reptiles. Mientras que los mamíferos eran pequeños, a la inversa de lo que sucede actualmente. “Hace 66 millones de años no había mamíferos grandes. Las ballenas aparecen mucho después. Pero sí había reptiles enormes como los Mosasaurios, los Plesiosaurios. Este último, que llegaba a medir unos diez metros desde la punta de la cola hasta la cabeza. Tenía un cuello muy finito y muy largo, una cabeza pequeñita, un cuerpo redondo, grande y tenía aletas”, cuenta Casadío y afirma que los tiburones eran similares a los actuales. “Parece raro que en la zona de Puelén y 25 de Mayo hayan vivido tiburones”, agrega.

Del paso del agua salada por las tierras patagónicas existen muchos testimonios. Cangrejos y restos fósiles de plesiosaurios y otras reliquias permitieron a los geólogos armar una historia del planeta. Muy pocos imaginarían que un cangrejo de no más de 6 centímetros que se halló en General Roca (Río Negro), es similar a uno que se encontró en las costas del norte de Brasil. A partir de armar la historia como si fuese un cacharro de barro desgranado en mil pedazos, uniendo cada una de las pequeñas partes, se puede deducir el resto.

De la existencia de los mares por estas tierras no existen dudas, aunque, según confesó Casadío, no se sabe muy bien por qué las aguas se alejaron: “Se supone que cuando se inició la corriente circunantártica, comenzaron las glaciaciones y eso hizo que muchas aguas fueran en forma de hielo a los polos y a las montañas. De esta manera disminuyó el volumen de las aguas de los océanos”.

Nada es como pareciera ni será como es. Por eso cuesta imaginar a estas tierras cubiertas por el mar y con playas de arena blanca. Y, seguramente, será más complicado aún pensar que dentro de algunos millones de años, quienes vivan en estas tierras mediterráneas podrán ver desde sus ventanas cómo las olas se rompen contra lo que ayer fue un campo verde o algún bosque cordillerano.

 


CÓMO COMENZÓ TODO

El planeta no era el mismo hace 4.500 millones de años y los cinco continentes que ahora podemos ver en cualquier mapamundi no estaban en el mismo lugar. En el 1900, un meteorólogo alemán, Alfred Wegener, explicaba una teoría sobre la rotura y desplazamientos de los continentes. Aunque incompleta, sirvió para que actualmente la teoría de Tectónica de Placas explicara con más detalles el por qué de los movimientos de la Tierra.

Esta teoría dice que la corteza terrestre está dividida o “rota” en porciones que se llaman placas Estas placas se mueven constantemente y hacen que los continentes se desplacen. Por eso en un momento histórico América del Sur y África estuvieron unidas y hace unos 200 millones de años comenzaron a separarse y terminaron a unos 6.000 kilómetros una de la otra. “La consecuencia es que, a medida que se van alejando, esas rocas que se formaron se van haciendo más viejas, más pesadas y se van hundiendo. Entonces, cuando se hunden, el mar entra. Y como la Patagonia es plana y sin grandes elevaciones, un pequeño hundimiento permitió que hace 66 millones de años el mar ingresara hasta la cordillera”, explica Silvio Casadío.

 

Texto: Pablo DAtri
Ilust.: Bibi González

Publicado en Suplemento ECO / Septiembre de 1998