Cerro de los Viejos
En La Pampa existen áreas protegidas donde están representados ecosistemas y reliquias históricas pero quedan aún sitios por resguardar y lugares por descubrir. Cerro de los Viejos es uno de ellos. Hay restos arqueológicos de gran valor y un ecosistema muy particular. Desgastado por el tiempo y por el hombre, debería agregarse a la lista de sitios protegidos…
Ubicado al sudeste del territorio de la provincia de La Pampa, en el departamento de Caleu Caleu, se encuentra Cerro de los Viejos. Con una extensión de no más de 25 hectáreas, se trata de un sitio que cobija reliquias arqueológicas como diques de piedra, morteros y piezas de manufacturas que habrían construido los pueblos originarios. Contiene un ecosistema muy particular con una rica variedad de especies de flora y de fauna, y los suelos tienen una configuración que, según opinan los entendidos, describe una interesante historia geológica.
Actualmente Cerro de los Viejos es un punto perdido en el mapa y en la memoria de la mayoría de las personas. A decir verdad, sólo algunos aventureros, antropólogos e investigadores conocen de su existencia. Tal es así que los estudios e investigaciones no son muchas ni tan antiguas.
Ernesto Luis Piana fue uno de los primeros expedicionarios que, con un equipo de investigadores, relevó el lugar hace uno 20 años. “La selección de este yacimiento de entre la nada despreciable cantidad de sitios con que contábamos antes de realizar la campaña se debió a varias razones convergentes. En él habían sido hallados restos de culturas que permitían suponer, con amplio grado de certeza, un asentamiento aborigen del siglo XIX, tal vez coetáneo a la Campaña del Desierto de Julio A. Roca”, dice el investigador en su libro “Toponimia y Arqueología del siglo XIX en La Pampa”.
En aquel grupo que, en 1979, se adentró en el monte, también estuvo Alicia Tapia. La investigadora no solo recuerda aquella campaña sino que actualmente viene trabajando para que el lugar sea reconocido: “Al tema lo retomé en el año 1995 dentro de un proyecto de investigación arqueológica más amplio. Se efectúa en el marco de los Proyectos UBACYT (Universidad de Buenos Aires y Secretaría de Ciencia y Técnica de la Nación) y contó con el apoyo de la Subsecretaría de Cultura de la Provincia de La Pampa”, nos dijo.
Entre febrero y marzo de 1979, el trabajo consistió en estudiar cada centímetro de ese rincón pampeano. “Las actividades de campo realizadas se orientaron a comprender el funcionamiento hidráulico de las represas y a detectar sitios de ocupación humana aborigen o militar que permitiera confirmar o desestimar quiénes fueron sus constructores”, cuenta Tapia.
Seis diques
Luego de las investigaciones de campo, Piana elaboró una hipótesis sobre el origen de los seis diques hallados en Cerro de los Viejos. Las comunidades originarias los habrían utilizado para calmar la sed del ganado que atravesaba esta árida región en dirección a la cordillera o a las costas del Atlántico.
Ante la escasez de agua (las precipitaciones en la región son de unos 400 milímetros anuales), construyeron los diques. De esta manera acumulaban el agua de lluvia para utilizarla cuando más la necesitaban.
Para Edgar Morisoli las construcciones tienen un valor muy importante. “No solamente hay seis represas, sino que además forman un sistema. Desde el punto de vista hidráulico esto es muy importante. Cada una de las represas va recibiendo los excedentes de la otra… forman un sistema perfecto”.
Por eso Tapia afirma que un sitio de este tipo “es único en La Pampa y, desde el punto de vista arquitectónico e hidráulico, es lo más monumental que dejaron la cultura material aborigen en la provincia”.
Las medidas de estas seis construcciones de piedra varían al igual que la capacidad de embalse (la máxima tenía una altura de 3,38 metros, una longitud de 56 metros y embalsaban unos 900.000 litros de agua en total). Todas demostraban, según Piana, la experiencia y habilidad en el arte de construir que tenían los originarios: “Quienes planearon la construcción eran personas experimentadas en tales tareas”.
Otras reliquias
Aquella campaña del ’79 dejó muy buenos resultados. Además de los diques, se registraron cuatro morteros cavados en la piedra, utensilios, herramientas de trabajo, raspadores para cueros, puntas de proyectiles, una mano de mortero, entre otros objetos.
Pero si es importante lo que se encontró, no menos lo es lo que se podría hallar: “Piana dice que realizó un sondeo del lugar y que el sitio resultó fértil en materiales arqueológicos”, detalla entusiasmado Morisoli. “Fértil para un arqueólogo significa que encontró material y eso es muy importante”, agrega.
Flora y fauna
Más que un lugar donde un cerro sobresale de manera contundente en medio del paisaje, es más el inicio de una meseta. “Es una gran depresión circundada por niveles aterrazados de unos 200 metros sobre el nivel del mar”, escribe Piana. En no más de 25 hectáreas, el ecosistema es muy particular y es “similar al paisaje serrano cordobés”, explica el investigador.
El lugar es representativo del ambiente ecológico de la región, con la presencia del caldén, el algarrobo, los chañares, arbustos como la jarilla, el jume, la zampa, el matorro negro… En la lista de especies de la fauna descritas por Piana nombra a la liebre europea, al jabalí, el ciervo colorado y, en menor medida, al guanaco, el gato montés, el zorro, el zorrino y pumas. También menciona como extinguidos al venado de las pampas y al yaguareté.
Un tesoro
Desde hace unos años Alicia Tapia viene trabajando para que el lugar no se deteriore. El mayor peligro es el tiempo y la devastación de los desaprensivos. Por eso la idea es la de proteger el lugar para cuidarlo y, a la vez, permitir que todos puedan acceder al mismo. “El objetivo general de la investigación planteada es analizar el estado actual del asentamiento (los agentes naturales y humanos que actúan en el lugar) para diagnosticar su estado de conservación y evaluar la viabilidad de implementar acciones de Política Cultural que tiendan a lograr una revalorización patrimonial y a la transferencia a la comunidad para su uso social”, explica Tapia en el Proyecto UBACYT.
En el mismo sentido, el arquitecto Miguel García viene haciendo fuerza desde la Subsecretaría de Cultura del Gobierno de La Pampa para que Cerro de los Viejos se integre al conjunto de sitios históricos que conforman un circuito que tiene finalidades turísticas y educativas.
Si bien preservar el lugar tiene sus inconvenientes, investigadores, profesionales y funcionarios sostienen que darle valor al lugar no es imposible. Todos acuerdan sobre la importancia de Cerro de los Viejos y se conocen algunas propuestas: “Es importante que estas decisiones (la propuesta de crear una reserva o de darle algún tipo de resguardo patrimonial) se tomen no solo desde los organismos del gobierno, sino que sea una solicitud de la propia comunidad. Esto es lo que realmente valoriza el patrimonio y así es como se construye la memoria histórica”, reclama Tapia.
Informe: Pablo DAtri
Ilust.: Bibi González
Publicado en Junio de 1998 en Suplemento ECO