Plantas que curan

La Chamaemelum nobile es una de las yerbas más usadas en las casas de familia. Abuelas y madres hacen té con ella y en los restaurantes también están. La utilizan como digestivo y los entendidos dicen que es un buen remedio antiinflamatorio. La Chamaemelum nobile es muy conocida, aunque todos la llaman por su nombre vulgar: la manzanilla

 

 

«Y Dios dijo: He aquí os he dado toda planta que da semilla, que está sobre la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así.» (Génesis 1:29,30)

 

 

 

Rechazados hasta no hace mucho por la ciencia, los yuyos, hierbas o plantas medicinales, son uno de los remedios caseros más usados por la sociedad. La paradoja es que, mientras médicos y especialistas cuestionan a esta medicina popular, los grandes laboratorios farmacéuticos envían a sus investigadores a copiar las recetas de comunidades indígenas y en distintas sociedades, para luego venderlas en farmacias y bajo receta médica.

De hecho, la gran mayoría de los remedios provienen de las plantas mismas, y esto lo supo y lo sabe la sociedad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 80% de la población en el mundo depende de las plantas medicinales para el cuidado de su salud.

“Uno de los primeros herbarios chinos enumera 365 remedios contra enfermedades (…) El médico griego Dioscorides, en sus escritos del siglo I d.C., menciona alrededor de 400 hierbas. En la actualidad la lista de plantas con propiedades medicinales conocida es bastante más larga: alrededor de 5.800 en China, 2.500 en India, al menos 800 recogidas habitualmente en bosques tropicales de África, casi 300 relacionadas para su uso por la profesión médica en Alemania y algunas miles más que solo son conocidas por curanderos tradicionales de los rincones más recónditos del Planeta”, dice Penélope Ody en su libro “Las Plantas Medicinales” (Ed. Javier Vergara).

Ya no son una novedad los frasquitos con tilo, ruda, menta, ortiga o anís en las cocinas. También se ven las bolsitas con los yuyos en las farmacias y hasta en los supermercados. Hoy son muchos los que las usan para alguna dolencia y esto para muchos es un buen augurio. “La utilización de sencillos remedios caseros puede animarnos a aceptar de nuevo la responsabilidad por nuestro propio bienestar”, dice Penélope Ody.

Cuando el sol quema la cara o el cuerpo, el aloe vera es un remedio “milagroso”. Lo mejor es cortar una hoja, pelar sus lados, abrilo al medio y aplicarlo sobre la quemadura. Pero las propiedades de esta plantita originaria de África son aún mayores: purgante, cicatrizante, sedante y hasta expulsa los parásitos que se alojan en los intestinos.

Laura, madre de tres hijos, cuenta que la cebolla con miel es un jarabe que alivia la tos. Dice que el ajo es un remedio ideal para los que tienen colesterol alto y recomienda utilizar varios dientes diarios (en dosis progresivas) contra los dolores reumáticos.

Miles son las plantas que tienen propiedades curativas y eso siempre lo supieron muchas abuelas y “curanderas” que son reconocidas por la sociedad pero negadas por la medicina académica u oficial.

 

Preparación

Hay quienes piensan que hacer un té de yuyos es cosa sencilla, sin embargo tiene su complejidad. De hecho, bien preparados son curativos y mal hechos pueden causar trastornos en el organismo. Gustavo García, un farmacéutico santarroseño dedicado a la herboristería, dice que la gente pide las hierbas para adelgazar, para todo tipo de dolencias y se autorecetan sin informarse antes. “Mal no me va a hacer”, cuenta que argumentan algunos.

Al momento de prepararlas para extraer sus propiedades, cada hierba requiere un tratamiento especial. Se aplican en cataplasmas, baños (los de asiento y de vapor), jarabes, lociones, saquillos, tisanas, zumos, etc. Las más utilizadas se preparan en distintos tipos de té.

Pero “hervir” o hacer el té tiene sus secretos. Hay hierbas gruesas, como la zarzaparrilla (Ribes magellanicum), que necesitan que se las hierva con el agua unos minutos (cocimiento). En otras se hierve el agua aparte, se agregan las hierbas, se deja unos minutos y luego se la cuela (infusión). Están aquellas plantitas más tiernas que se las coloca a la noche en agua fría y, a mañana, se las cuelan para luego tomarlas (maceración).

A los secretos de un buen preparado se suma el del cuidado. “Dejar un té con las hierbas no es bueno”, dice Tita y recomienda no hervir nunca el agua con los yuyos dos veces. También el farmacéutico García aconseja no dejar el té más de un día y tampoco guardarlo en la heladera: “se oxidan, por eso cambia de color, además que pierden las propiedades curativas”. Lo mejor es preparar el té cuando se lo va a tomar, afirman los conocedores.

Por eso, después de las comidas (sobre todo luego de almuerzos o cenas “pesadas” o con comidas muy condimentadas) es habitual que se coloque agua a calentar para hacer un buen “té de yuyos” con hierbas digestivas.

Cada vez más se observan en las farmacias las bolsitas y las cápsulas con preparados de hierbas medicinales. “Hay que tomar las hierbas muy en serio y es bueno recurrir a entendidos y saber que se trata de un tratamiento preventivo y más lento”, recomienda García.

Novedad para quienes descubren en las plantas medicinales propiedades curativas para muchos que viven en zonas rurales o en los barrios populares de las ciudades, se trata de una costumbre muy habitual.

 

Buen negocio

 “Lo que admiro de algunos es la capacidad para hacer negocios”, dijo otro farmacéutico. “La famosa kombucha, un hongo de origen chino al que nadie por años le llamaba la atención, se vende mucho para quienes quieren adelgazar. Si hasta vienen en cápsulas desde Estados Unidos”, agrega.

La “fórmula” para hacer negocios con la salud ya es costumbre. De hecho muchos laboratorios y empresas farmacéuticas no tienen ningún complejo en copiar recetas, luego firmarlas como propias (patentar) y comercializarlas obteniendo grandes sumas de dinero.

Y los ejemplos abundan. En una nota publicada en la revista Vida Silvestre, se cuenta el caso de la congorosa (Maytenus ilicifolia), un arbolito usado en la medicina popular como analgésico y antiinflamatorio. Su distribución originaria es de la zona central de América del Sur, pero fue patentada en Japón.

En Brasil, uno de los países con mayor biodiversidad de flora y fauna del mundo, más de la mitad de las 60.000 especies vegetales conocidas ya están registradas por grandes transnacionales y, según denuncian organizaciones indigenistas, varios laboratorios internacionales patentaron en Europa y Estados Unidos las propiedades curativas de 5.000 de las 30.000 plantas que utiliza la medicina tradicional de los pueblos originarios.

Lejos de los negocios de los laboratorios, Gabina se detiene a un costado de un camino de tierra, en las afueras de la capital pampeana. Corta unas hojitas de un yuyito curativo y nos dice que “con esto te vas a curar”. Gabina, al igual que sus hermanos y hermanas, aprendió de su madre, doña Anita. Ella sabe qué plantita es la mejor cuando la tos es fuerte o el dolor de cabeza es insoportable. Ella solo sabe cómo aliviar el dolor.

 

Texto: Pablo DAtri
Ilust.: Bibi González

 

Publicado en Suplemento ECO (Noviembre de 1999)