Las hormigas
Miden apenas unos pocos milímetros pero se cuentan por billones. Son consideradas los herbívoros por excelencia en América en cuanto al consumo de la masa vegetal. Molestas para los humanos, tendrán que aprender a convivir con ellas, opinan los expertos. De hecho, ocupan el mismo “espacio” en la Tierra que el homo sapiens…
«Descubrí que, si uno mira de cerca este hermoso mundo, siempre habrá hormigas rojas debajo.»
David Lynch
(Suplemento ECO/ Marzo de 2018)._ Charly García, el rockero argentino, no se “banca” las hormigas. En el “Rap de las hormigas”, las quiere exterminar y pide que le tiren “raid”. La cuestión es que hay muchos como Charly. “Las tengo en la mesada de la cocina, caminando rapidito en los esquineros, subiendo en hilera por las paredes… son miles y miles por todos lados”, dice a punto de explotar Beatríz.
Estos insectos existen hace más de cien millones de años y los científicos los llaman Formicidae. Pertenecen al orden de los Hymenoptera, que incluye a las avispas y las abejas. Hasta el momento, se conocen unas 14.000 especies en todo el planeta, aunque podría haber muchas más.
De diferente tamaño y color, tienen seis patas (como todos los insectos) y una válvula en vez de un pulmón o pulmones. Poseen mucha fuerza, tanto que levantan un promedio de veinte veces su propio peso (es como si una persona que pesa 55 kilos pudiese levantar un auto “Suran” de la marca VW)
Las colonias tienen una división de “castas” y de “clases”. Las obreras son las más numerosas (a las que vemos mayormente) y está la (o las) reina, la encargada de garantizar la reproducción de la especie y de “dirigir” el hormiguero.
“El esquema más común, según la biología de los hormigueros, es que exista una reina y sus hijas, las obreras, las cuales son estériles”, explica Juan José Martínez, docente de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de La Pampa (UNLPam). “Ante condiciones favorables, normalmente en primavera o verano, la reina produce individuos sexuados (machos y hembras) con alas, que son las hormigas voladoras y futuras reinas que fundarán nuevos nidos con sus obreras”, agrega Martínez, quien también es investigador del CONICET.
Las “trabajadoras” proveen el alimento, cuidan a la reina y sus huevos, y construyen el hormiguero, entre otras tareas. Mientras que los machos solo tienen como función aparearse con la hembra durante el vuelo nupcial, a tal punto que, una vez cumplida su misión, mueren.
Pero existe una característica que las distingue: son “insectos sociales” tanto, que son incapaces de vivir de forma aislada. Se las definen como “eusociales” y se distinguen por tener el nivel más alto de organización social. Y es tan así que, investigadores del CONICET, las estudian para mejorar el tránsito vehicular en las ciudades y cómo resolver los “embotellamientos”.
Hormiga “argentina”
Una de las especies más conocidas son esas chiquitas que encontramos en la mesada de la cocina de cualquier casa. Coloraditas, miden unos 4 milímetros las “reinas”, y de 2 a 3 milímetros las obreras. La llaman hormiga “argentina” y los científicos la bautizaron con el nombre de Linepithema humile. “Las colonias de hormigas argentinas son poligínicas… es decir, tienen muchas reinas. No hay un solo nido sino que la colonia está segregada espacialmente en varios hormigueros extendidos en un lugar determinado”, agrega Martínez.
Si bien es nativa del país (sobre todo del noreste de la Argentina), su distribución geográfica se extiende por Paraguay, Bolivia, Uruguay y el sur de Brasil. Pero su territorio se amplió y desde hace unos años invade todos los continentes, a excepción de la Antártida.
Según Wikipedia, a las “argentinas” se las considera una plaga o invasora porque destruye especies nativas y ataca plantas que utiliza para alimentarse. Además, perjudica a la agricultura. “Está incluida en la lista 100 de las especies exóticas invasoras más dañinas del mundo, de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)”, agrega el portal.
Vivir con ellas
Martínez comparte el criterio de relativizar la calificación de “plaga” porque, generalmente, es un concepto vinculado a la “producción”. Sin embargo considera que las hormigas tienen su impacto. “A la “argentina” le gustan mucho los ambientes de los humanos, sobre todo las ciudades, donde existan construcciones. Son invasoras y generan sus inconvenientes”, reconoce.
Pero existen también otras especies que alteran los ambientes. Las hormigas “faraónicas” (Monomorium pharaonis), las hormigas “de fuego” (género Solenopsis) o “coloradas”, como se les dice en esta región del país. Otra especie que tiene su impacto en la producción es la hormiga podadora de hojas. Los dos géneros más importantes son Atta y Acromyrmex. Estas habitan en campos, baldíos y en zonas periurbanas (en La Pampa tenemos tres tipos, dos negras y una colorada). Son reconocidas por sus nidos piramidales de restos vegetales. En contra de la creencia común, las hojas y palitos vegetales que conforman el hormiguero no son su alimento, sino que los utilizan para cultivar un hongo, del cual se alimentan.
Muchos trabajos de especialistas las señalan como plagas y estiman que afectan hasta un 17% de la productividad primaria neta de América. Martínez considera que el problema se origina cuando las hormigas entran en conflicto con los humanos por el uso del espacio. “Hormigas como las “podadoras”, representan a los grandes herbívoros de América y equivalen a los elefantes o rinocerontes de otros continentes. De hecho, y hablando cuantitativamente, las podadoras son las principales especies consumidoras de la masa vegetal en nuestro continente”.
“Algunos trabajos recientes estudian la posibilidad de un control biológico de las hormigas”, agrega Martínez. “Es decir, hay especies de organismos parásitos o predadores que pueden regular el crecimiento poblacional de algunas especies de hormigas, como las “argentinas”, y este es un recurso que están estudiando científicos del continente”.
Cuestión de tamaño
Las hormigas, tan chiquitas ellas, sin embargo su “dimensión” es una cuestión de perspectiva. Según estudios, se calcula que ocupan la misma “superficie” que la especie humana.
Están en la Tierra hace millones de años (mucho antes que el ser humano) y son tantas que se las cuenta por billones (entre 1.015 y 10.000 billones). Tienen una organización casi perfecta con roles definidos, a tal punto que llegan hasta sacrificar parte de su población en pos de la colonia. Y, si de consumo hablamos, utilizan entre un 15 y un 20 % del total de la biomasa terrestre, total similar al requerido por los humanos.
Aunque pequeñas, las hormigas son fundamentales para el equilibrio ecológico, porque incrementan la materia orgánica, mejoran la estructura del suelo y contribuyen a la diversidad biológica, entre otras funciones.
Informe: Pablo DAtri
Ilust.: Bibi González