Vía Láctea

 

Observar el cielo en una noche estrellada, sin Luna, es una experiencia maravillosa. Luego que nuestros ojos se han acostumbrado bien a la oscuridad, se destaca por sobre todas una banda muy luminosa que corre de lado a lado del cielo, formada por innumerables estrellas: es la Vía Láctea, la galaxia en la que vivimos...

Esa banda luminosa ocupa aproximadamente la décima parte del cielo y reune al 90 % de todas las estrellas visibles a simple vista. No tiene un brillo parejo, sino que en algunas zonas es muy luminosa y en otras es profundamente oscura.

En la antigüedad, muchas fueron las explicaciones utilizadas para tan hermosa presencia en el cielo nocturno. Anaxágoras, un filósofo griego anterior a Cristo, pensaba que eran estrellas oscurecidas en parte por la sombra de la Tierra. Y Pitágoras creía que eran una enorme cantidad de soles ubicados tan lejos de nosotros que apenas brillaban.

Aristóteles pensaba que era una gran masa de vapor luminoso, ubicada entre la Tierra y los planetas; otros pensaban que era el antiguo camino que había seguido el Sol en el origen de los tiempos, antes de quedar ubicado en la posición que hoy ocupa. Theophrasto creía que era la zona de unión o sutura entre las dos mitades de la bóveda celeste, unión que era imperfecta y por eso podíamos ver algo de la luz existente en el más allá.

Nuestra galaxia hoy

Hoy día tenemos una perspectiva de la galaxia distinta a la que tenían nuestros antecesores. Para sintetizar esta perspectiva actual, diremos que puede estudiarse a la Vía Láctea según sus tres partes principales: el disco galáctico, el abultamiento central y el halo.

Se considera que en total existen unas 200.000 millones de estrellas en nuestra galaxia. 

Disco galáctico

Un enorme disco de aproximadamente 120.000 años luz de diámetro y de unos 1.000 años luz de grosor. En el disco se concentra la mayor cantidad de estrellas brillantes y jóvenes de color azul que existen en la galaxia, junto con grandes zonas de gas hidrógeno (del cual están formándose nuevas estrellas) y el polvo interestelar.

El abultamiento central

El el centro del disco galáctico existe una región relativamente pequeña, casi esférica, de unos 10.000 años luz de diámetro, con una enorme concentración de estrellas. En la parte interior del abultamiento central se encuentra el núcleo propiamente dicho de la galaxia, una zona muy pequeña, de gran concentración de energía, con una atracción gravitatoria muy intensa (un posible agujero negro). El núcleo galáctico no puede observarse a simple vista por la gran cantidad de polvo interestelar que hay entre nosotros y él, pero por estudios hechos mediante Radioastronomía, se conoce que está ubicado hacia la región de Sagitario (justo detrás del aguijón de Escorpio).

El halo

Una enorme especie de burbuja esférica que engloba tanto al abultamiento central como al disco, es lo que llamamos halo galáctico. Tiene un diámetro de unos 300.000 años luz y está formado fundamentalmente por cúmulos globulares: grandes conjuntos muy apretados de viejas estrellas de color amarillento. El halo es quizás la parte más tenue de la galaxia, con menor concentración de materia y de poco brillo, por lo que no es visible como estructura.

La estructura espiral de la Vía Láctea

Luego de muchos estudios realizados principalmente con radiotelescopios, los astrónomos han deducido que nuestra galaxia presenta una estructura en forma de espiral, tal como se observa en otras galaxias distintas a la nuestra, en lento movimiento de rotación. Esta estructura consta de brazos con una gran concentración de luminosas estrellas y zonas de gas hidrógeno muy brillantes.

Originalmente se pensaba que los brazos de la espiral eran algo parecido a largas «cuerdas» unidas al núcleo central. Pero lo que nadie podía explicar era cómo podía ser que luego de estar tanto tiempo dando vueltas esas «cuerdas», no se hubieran enroscado. Hace relativamente poco tiempo que los astrónomos han hallado una explicación que les satisface. La estructura espiral se produce por un fenómeno parecido al de las olas en el agua: una especie de «ola» con forma de espiral se mueve rotando lentamente por el disco galáctico, formado en su gran mayoría por gas hidrógeno. En la zona por la que pasa la «cresta» de la ola, el gas hidrógeno se comprime muchísimo, hasta el extremo de que se forman nuevas estrellas y nubes de gas concentrado; a medida que la «ola» se mueve, va comprimiendo otras zonas de gas, produciendo que nuevas estrellas se formen. Por ser estas estrellas jóvenes y las nubes de gas concentrado las que permiten ver la espiral, se las denomina los «trazadores» de la estructura espiral.

Néstor Camino
«El rastro del Choike»
Esquel (Chubut)

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