Aves amenazadas

Por ahogamiento o electrocución mueren decena de miles de aves en La Pampa. En los tanques australianos, que existen por miles en el oeste provincial, se ahogan aves y otros animales. Y muchas aves rapaces se electrocutan cuando se posan en los tendidos eléctricos. Luego de muchas gestiones se están implementado soluciones aunque no alcanzan, según dicen equipos de investigación y ambientalistas.

 

(Suplemento ECO)._ Ahogados en un centenar de tanques de agua, en sólo un año murieron en La Pampa más de 600 animales, la su gran mayoría aves. El dramático dato surge de un muestreo realizado por María Emilia Giusti para un trabajo de tesis.

Se calculan en decena de miles los tanques de agua que existen en los campos de La Pampa y la zona. Conocidos como “tanques australianos”, en muchos casos son el único reservorio de agua en cientos de kilómetros a la redonda. Y los animales lo saben, sobre todo en el oeste pampeano, zona árida y semiárida donde el desierto se hace inagotable.

A lo largo de todo un año María Emilia monitoreó un total de 90 tanques en una zona de cientos de kilómetros a la redonda, desde el paraje El Durazno hasta cercanías de la localidad de Limay Mahuida. En esa ecorregión del Espinal y el Monte se registraron 612 individuos ahogados en los tanques, de los cuales 544 eran aves, 66 mamíferos y 2 reptiles. “Los reservorios de agua resultaron ser un factor importante de mortandad de la fauna silvestre, principalmente de aves durante el periodo estival”, explica Giusti. Por eso la ahora flamante profesional propuso una solución económica y sencilla para evitar tantas muertes: unas rampas metálicas.

Campos y ganados

En áreas donde llueve poco, no hay ríos, lagos o lagunas, los molinos girando y acarreando agua hacia los tanques son una solución para la actividad ganadera.

Por eso es común ver en los campos esas estructuras circulares de chapas o fibrocemento, de aproximadamente un metro de alto por diez de diámetro. Esos tanques son una bendición para el ganado y otros animales silvestres. Sin embargo, también son una trampa mortal. Las paredes verticales “pueden generar un potencial riesgo de ahogamiento para muchas especies de animales silvestres que caen en su interior en su intento de tomar agua o bañarse”, explica en la investigación Giusti.  La paradoja es que aun cuando estas infraestructuras son “una fuente de mortalidad que afecta a la fauna en ambientes áridos en todo el mundo, la información existente al respecto es escasa y se limita a reportes anecdóticos de mortalidades, principalmente de aves y murciélagos”, agrega.

Hacer algo

La falta de información a nivel local sobre las incidencia de los tanques en la mortandad de animales y la posibilidad de mitigar los efectos negativos, fue lo que impulsó a María Emilia a desarrollar este trabajo de tesis de grado, de la carrera de Ingeniería en Recursos Naturales y Medio Ambiente de la Universidad Nacional de La Pampa (UNPam). El estudio contó con el apoyo del Centro para el estudio y conservación de Aves Rapaces en Argentina (CECARA), y se realizó bajo la dirección de los profesores José Sarasola y Maximiliano Galmes.

Los pocos datos que encontró María Emilia se remitían a Mongolia, donde habían muerto unas 19 aves rapaces. También en Idaho, donde hallaron restos de diez aves y hasta un roedor. En Sudáfrica dicen que murieron 322 individuos de aves rapaces.

Pero el dato más angustiante que halló es que si bien no existían registros certeros, los testimonios hacían suponer que las muertes eran muchas. Por eso comenzó a diseñar el estudio. Primero ubicó geográficamente el área y planificó cada viaje para relevar y sistematizar la información. Así encontró que una de las especies más afectadas por los estanque eran los murciélagos, aunque también aves rapaces de gran tamaño, como águilas coronada y águilas mora.

Durante un año María Emilia y el equipo del CECARA realizó una docena de viajes a unos 90 tanques australianos ubicados en un radio de casi 300 kilómetros cuadrados. Relevó cada detalle, estudió cada aspecto. Y a una de las primeras conclusiones a las que arribó fue que cuando el nivel de agua de los estanques era bajo aumentaba la mortandad de individuos.

Sarasola estima que son más de 25.000 los tanques australianos que hay en los campos de La Pampa. “Si hacemos una proyección aproximada de las aves muertas por tanque al año, son más de 250.000 por año y sólo en esta provincia”, se alarma.

Con el nivel del agua del tanque arriba o abajo, las muertes suceden y por eso María Emilia enfocó el trabajo de investigación en imaginar una solución, en salvar estas vidas.

Rampas que salvan vidas

Las “rampas de rescate”, como se las conocen, es un diseño que se utiliza en otras partes del mundo (Taylor & Tuttle). Y esta fue una solución que podría aplicarse en el oeste pampeano, pensó María Emilia.

Se colocó una decena de rampas en estanques. Muy simples y económicas, son unas mallas de hierro de diseño cuadriculado que se colocan desde el borde superior del estanque hacia la profundidad del mismo. Independientemente del nivel del agua, permiten que los animales bajen a beber o puedan salir si se caen en el mismo.

La experiencia de campo comprobó que cuando los tanques de agua tienen una rampa de rescate se reduce a la mitad la muerte por ahogamiento, sobre todo de las aves. “La implementación de las rampas de rescate a gran escala sería beneficiosa tanto para los productores ganaderos como para la conservación de la biodiversidad”, concluyó María Emilia Giusti.

(Publicado en Suplemento ECO/diario La Arena en diciembre de 2018) 

Informe: Pablo D'Atri
Ilus.: Bibi González


 

En las alturas

Las líneas eléctricas también son causa de muerte de aves. Y son miles los kilómetros de tendidos y miles los animales que se electrocutan.

En el 2012 el CECARA comenzó las primeras investigaciones. En un trabajo inédito en el país, se estudió la situación de las aves sobre unos 300 km de tendido eléctrico en el oeste de La Pampa. Y en sólo un año se registraron 30 aves rapaces electrocutadas, 4 de ellas, águilas coronada.

Luego de gestiones, la Administración Provincial de Energía del Gobierno de La Pampa tomó cartas en el asunto. Modificó la línea eléctrica de 13.2 KV que va desde Chacharramendi a La Reforma. En esos 140 kilómetros el CECARA había registrado la muerte por electrocución de 180 aves rapaces.

La readecuación que hizo la APE (con la colaboración de la Dirección de Recursos Naturales de La Pampa y la UNLPam) consistió en la colocación de protectores dieléctricos sobre la aislación rígida de las estructuras, con la finalidad de evitar los contactos directos de las aves con partes sometidas a tensión eléctrica de la línea.

El CECARA por su parte, sugiere aumentar las medidas preventivas. Propone modificar casi todas las traza de los “puentes flojos” que hay en los postes de cemento, ubicando los mismos por debajo, en vez de por arriba, y se evitarían así muchas muertes más. (PD)

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