Residuos hospitalarios

En los hospitales y centros de salud se generan una importante cantidad de residuos peligrosos. Según organismos internacionales, muchos de ellos producen sustancias contaminantes. Las dioxinas y el mercurio son los más famosos.

Informe ECO (Agosto de 2002)_. En 1994, un informe de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (Environmental Protection Agency, EPA), señalaba que la actividad médica generaba residuos peligrosos (médicos y hospitalarios) que contaminaban con sustancias tóxicas el ambiente.

La EPA identificó a las dioxinas, unos compuestos que se generan cuando se incineran residuos clorados como el PVC (clorhidrato de polivinilo). El organismo afirmaba que esas sustancias son carcinogentéticas que causan defectos congénitos, disminuyen la fertilidad, debilitan el sistema inmunológico de las personas, e interfieren con el normal funcionamiento hormonal.

Las guías, las bolsas para suero y sangre, tubos endo-tranqueales, etc., toneladas de residuos patológicos utilizados y después arrojados a la basura, se quemaban en los hornos pirolíticos. El problema es que en la combustión de los materiales que contienen cloro (como el PVC), también se generan las dioxinas. Estas, una vez liberadas al ambiente, se incorporan a la cadena alimentaria. Por eso no fue una sorpresa cuando las investigaciones detectaron esas sustancias en alimentos como la carne, la leche, los huevos y pescados.

Campaña

Campaña por un cuidado de la salud ambientalmente responsable

Organiza: HCWH - Health Care Without Harm (Cuidado de la Salud sin Daño - CSSD)

Auspicia: International Society of Doctors for the Environment - ISDE

Objetivos: Transformar los procesos médicos y la industria del cuidado de la salud para eliminar las prácticas que comprometan la salud y el ambiente.

Proponen:

* Eliminar la incineración indiscriminada de residuos médicos.

* Replantear el uso de los materiales descartables, materiales altamente contaminantes o materiales de difícil disposición final.

* Relegar de manera progresiva el uso de PVC, contaminantes orgánicos persistentes (Cop´s), y mercurio.

* Estudiar las mejores alternativas de disposición segura para cada material.

* Estudiar e informar sobre el impacto que ocasiona la liberación al ambiente de los metales pesados como el mercurio, dioxinas y otras sustancias químicas que puedan tener actividad endocrina.

* Revisar los procesos médicos para hacerlos ambientalmente amigables.

Dos años después del informe elaborado por la EPA, un grupo de enfermeros, médicos y profesionales de la salud de Estados Unidos, iniciaban la campaña “Cuidado de la Salud Sin Daño - CSSD” (Health Care Without Harm).

El objetivo se centró en la búsqueda de alternativas para que la industria del cuidado de la salud no sea una fuente de daño ambiental. “Si nosotros realizamos una actividad y esa actividad tiene un impacto sobre el ambiente, la calidad de vida y la salud, estamos incumpliendo con el Juramento Hipocrático que dice “primo non nuocere”. En esto no hay controversia y sí una nueva visión, porque hay que tener la misma calidad de servicio, pero controlando los impactos”, dice Lilian Corra, representante en el sur del continente de la coalición y presidenta de la “Asociación Argentina de Médicos por el Medio Ambiente” (AAMMA). “Aunque parezca mentira, esto no se ha aplicado nunca a la industria de la salud. Cuando programamos un proceso, prestamos atención pura y exclusivamente al logro en salud y no al impacto sobre el ambiente y en la salud incluso del mismo paciente. Nosotros tendemos a mejorar la calidad del proceso para tener el mismo “producto” con un impacto más bajo”, agrega.

Patológicos

Desde 1995 los residuos generados por la actividad médica se duplicaron. Los cambios tecnológicos y el uso de los descartables si bien beneficiaron la actividad médica, también incrementaron la cantidad de residuos.

Aunque los patológicos no se generan solamente en los centros de salud, fue justamente en esos ámbitos donde tuvo sus inicios el tratamiento diferenciado de los residuos de origen medico.

De hecho, ya no son pocos los hospitales, clínicas, sanatorios y consultorios, que tienen recipientes con bolsas rojas para ubicar allí los residuos patológicos. En ellos se arrojan gasas, jeringas, algodones, etc., para luego quemarlos en los hornos pirolíticos.

El problema es que se usó y se usan de manera indiscriminada los recipientes con bolsas rojas para residuos que no son infecciosos. Desde botellas de plástico descartables, papeles, pilas, envoltorios, etc., todo se arroja al mismo tacho y lo que comenzó como una solución se convirtió en un gran problema. Esos mismos materiales no infecciosos se convierten en sustancias contaminantes, como las dioxinas, el mercurio, el plomo, furano, arsénico, etc.

Según estudios, sólo el 15 % del residuo médico puede ser descrito como infeccioso. Es decir, que el 85 % restante (materiales de oficina, de plástico, residuos de comida, metal, vidrio, madera y otros materiales no peligrosos) no debería ingresar a las bolsas rojas.

Pero las conclusiones no acaban allí. Además de comprobarse que no más de un 15 % de los residuos contenidos en las bolsas rojas son infecciosos, se determinó que apenas un 2 % debía incinerarse.

¿Para qué quemar materiales no infecciosos si sólo ocasionan un nuevo problema?

Buscar la solución

Detectado el problema, el objetivo era muy claro: identificar y reformar las prácticas de la industria de la salud. “Implementar un sistema de salud “ecológicamente sustentable”, es, según opinan los integrantes de la Coalición, un objetivo posible. Por eso proponen eliminar la incineración indiscriminada de los residuos médicos, relegar progresivamente el uso del PVC, los contaminantes orgánicos persistentes (Cop´s), y el mercurio.

“Primero hay que prevenir”, contesta Lilian Corra cuando la consultamos sobre la existencia de tecnología y medios para implementar una política como la propuesta por la coalición. “Nosotros no centramos la campaña en la disposición final, sino sobre todo el proceso”, agrega.

Según Corra, en contaminación ambiental también es más costoso “curar que prevenir”. Por eso propone comenzar por reducir la compra, eligiendo bien el producto (más durable, con menos embalaje y con fórmulas menos tóxicas), y señala que es muy importante separar los residuos y evitar que se incineren elementos que contengan PVC, mercurio u otros metales pesados. “Con estas medidas se puede lograr un inmediato beneficio económico, aumentar la seguridad de los trabajadores de la salud, educar y entrenar al personal y fortalecer la relación con la comunidad”, señala la coalición.

Texto: Pablo D’Atri
Ilus.: Bibi González

Este artículo fue publicado en suplemento ECO de agosto de 2002

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