Unas 2.500 lenguas indígenas corren peligro de extinción inmediata, alertan investigaciones divulgadas por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
De las casi 7.000 lenguas que existen en el planeta, entre 4.000 y 5.000 están clasificadas como indígenas, según estudios de Darrell Addison Posey, profesor de la Universidad de Oxford y galardonado por las Naciones Unidas con el premio ambiental “Global 500”.
El mayor número de idiomas se habla en Papua Nueva Guinea, donde se distinguen 847 lenguas diferentes.
Le siguen Indonesia con 655, Nigeria con 376, India con 309, Australia con 261, México con 230, Camerún con 201, Brasil con 185 y Zaire con 158.
Las lenguas más amenazadas son aquellas con menos de mil hablantes. Más de mil idiomas son hablados por entre 101 y 1.000 personas. Otros 553 son hablados por apenas 100 personas o menos.
Lenguas muertas
Según el estudio, 234 lenguas ya murieron. Y algunos investigadores calculan que en los próximos 100 años 90 por ciento de los idiomas del mundo se habrán extinguido o estarán por extinguirse.
La pérdida de una lengua y de su contexto cultural representa la quema de un libro de consulta único del mundo natural, dice el PNUMA.
Los secretos de la naturaleza, guardados en las canciones, las historias, el arte y las artesanías de los pueblos indígenas, podrían perderse para siempre como resultado de la creciente globalización, advirte el PNUMA.
Cultivos
El informe del profesor Addison Posey también da cuenta de la pérdida de diversidad en los cultivos, debido a la invasión de la civilización occidental y sus métodos agrícolas.
En 1903 se conocían 13 variedades de espárragos. En 1983 sólo quedaba una, lo que representa una disminución de 97,8 por ciento.
También en 1903 había 287 variedades de zanahorias, pero esta cifra cayó a 21, una disminución de 92,7 por ciento.
Se catalogaron casi 500 variedades de lechuga a comienzos del siglo pasado pero ahora sólo quedan 36.
La uniformidad genética pone en riesgo a los cultivos a nivel global, y nuevas fuentes de medicinas, por ejemplo, podrían perderse también como resultado de la extinción de los idiomas, las culturas y las tradiciones indígenas.
“Si estas culturas desaparecen, ellas y su íntima relación con la naturaleza se perderán para siempre. Debemos hacer todo lo posible para proteger a estos pueblos. Si desaparecen, el mundo será un lugar más pobre”, afirmó el PNUMA. (Tierramérica)