
Alimentos a la basura
Un tercio de los alimentos que se producen para el consumo humano en el mundo se pierden o desperdician, según advierte un estudio de la FAO. Representan unos 1.300 millones de toneladas. Se podría entregar más de una tonelada de alimentos por año a más de mil millones de personas que sufren hambre en el planeta.
Según el informe Global food losses and food waste («Pérdidas y desperdicio de alimentos en el mundo»), millones de toneladas de alimentos se derrochan en la etapa de producción y en la de consumo. Sólo en Europa sus habitantes tiran a la basura por año 222 millones de toneladas de alimentos en buen estado (en su gran mayoría frutas y vegetales). Equivale a más del doble de la producción anual de granos en Argentina.
Encargado por la Agencia para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) al Instituto sueco de Alimentos y Biotecnología (SIK), los datos aportados generaron un alto impacto en la opinión pública. «Aproximadamente un tercio de las partes comestibles de los alimentos producidos para el consumo humano se pierden o se desperdician a nivel mundial», dice el informe y agrega que «las pérdidas de alimentos tienen un impacto en la seguridad alimentaria para las personas pobres, en calidad y seguridad alimentaria, en el desarrollo económico y en el medio ambiente».
El derroche de alimentos representa un desperdicio de recursos como agua, tierra, energía e insumos. «La producción de alimentos que no se consume conduce a las emisiones de CO2 innecesario, además de la pérdida de valor económico de los alimentos producidos».
A la basura
Más de dos kilos de alimentos por semana tiran a la basura los europeos y norteamericanos. Mientras tanto, un habitante promedio de África subsahariana y el sur y sureste de Asia arroja unos 150 gramos por semana, unos 8 kilos por año.
Los países ricos desechan el equivalente a toda la producción agrícola del África subsahariana, señala el informe de la FAO.
Mientras que en los países en vías de desarrollo los derroches se generan en los procesos de producción, en los industrializados los desperdicios se originan en el consumo. Según la FAO, tanto los países industrializados como aquellos en vías en desarrollo dilapidan más o menos la misma cantidad de comida: 670 y 630 millones de toneladas respectivamente. La diferencia es que mientras en los primeros se desperdician alimentos yá elaborados y en buen estado, en las naciones en vías en desarrollo las pérdidas se dan en el proceso de producción y elaboración de esos alimentos.
Producción
La producción total de alimentos por persona para el consumo humano es de 900 kg anuales en los países ricos y unos 460 kg en las regiones más pobres.
Las pérdidas de alimentos durante la recolección y el almacenaje se traducen en la pérdida de ingresos para los pequeños campesinos y en precios más elevados para los consumidores pobres, señala el informe. Reducir estas pérdidas podría significar «un impacto inmediato y significativo» en los medios de subsistencia y la seguridad alimentaria.
En los países de ingresos medios y altos, las pérdidas y desperdicios proceden, en su mayor parte, del comportamiento del consumidor, pero también de la falta de comunicación entre los diferentes actores de la cadena de abastecimiento.
Cuestión de actitud
A los consumidores en los países ricos se los incentiva con frecuencia a comprar más alimentos de los que necesitan. Las promociones del tipo «Compre tres y pague dos» son un ejemplo. Otro caso son las comidas preparadas excesivamente copiosas producidas por la industria alimentaria. «Con frecuencia los restaurantes ofrecen buffets que, por un precio fijo, alientan a los clientes a llenarse el plato de comida».
La educación en las escuelas y las iniciativas políticas son posibles puntos de partida para cambiar la actitud de los consumidores, según sugiere el estudio. Los consumidores de los países ricos deberían aprender que tirar los alimentos innecesariamente es algo inaceptable.
También habría que concientizar de que a causa de la disponibilidad limitada de recursos naturales, resulta más eficaz reducir las pérdidas de alimentos que incrementar la producción para alimentar a la creciente población mundial, dice la FAO.
Por último, el organismo de las Naciones Unidas señala que «la cuestión de las pérdidas de alimentos es de gran importancia en los esfuerzos para combatir el hambre, elevar los ingresos y mejorar la seguridad alimentaria en los países más pobres del mundo».
Inf.: Pablo D’Atri
Fuente: FAO