Periodismo VERDE

Hace más de 30 años que Pablo D’Atri hace PERIODISMO AMBIENTAL y viene publicando investigaciones en medios gráficos y digitales. Con ilustraciones de Bibi González, se editaron unos 45 informes en un LIBRO DIGITAL para ser leído desde una tablet, un celular, la PC o la notebook… y se puede acceder de manera GRATUITA solo «cliqueando» desde aquí…

 


PRÓLOGO

La temática ambiental es muy amplia. De hecho involucra aspectos sociales, económicos, políticos y culturales. Puede ser de índole urbana o rural, de naturaleza doméstica o silvestre. Describe situaciones locales, regionales o internacionales. Tambien se refiere a hechos o situaciones de hace unos días, de siglos o de millones de años…

 

Puede tratar sobre la contaminación atmosférica, biodiversidad, energías y las renovables, sobre salud, el uso del suelo y la desertificación, de una especie o de cientos…

Tan amplios son los temas y las problemáticas como informes periodísticos que intenta abarcar lo publicado en este libro. Por eso el lector se encontrará con una variedad muy amplia en las doscientas páginas.

Se respetó el momento histórico. Por eso hay artículos que están desactualizados en algunos aspectos puntuales (tecnológico, por ejemplo) pero que son representativos de las cuestiones que se abordan.

Hay informes que fueron premonitorios y presentaron una necesidad que luego se cumplió (Cerro de los Viejos, por ejemplo, que en la actualidad fue declarado sitio arqueológico y se avanza en su conservación). Otros… solo el testimonio y la impotencia de que nada cambió.

Este libro, de acceso libre y gratuito, tiene diferentes “soportes”. Hay una versión digital en formato PDF (para celulares, tablet o PC) para ser distribuido en redes y medios virtuales, y se podrá descargar desde ecodigital.ar. En estos casos las imágenes son de baja resolución y por eso hay links en los gráficos para que el lector pueda acceder a los mismos en buena calidad. También los informes podrán leerse en ecodigital.ar, cliqueando sobre la tapa del suplemento ECO correspondiente a ese artículo.

Y existe la posibilidad de acceder al libro impreso en alta calidad, aunque solo por encargo y con costos de impresión y de envío a cubrir por el interesado (contactarse al mail: ecosurlp@gmail.com)

Por último aclarar que si bien los artículos están presentados de manera cronológica, el objetivo fue rescatar aquellos más representativos de cada temática. Por eso van a encontrar más de uno del mismo año o también, que faltan años… Es una selección del autor y, como tal, es arbitraria.


Queda en buenas manos


Con frecuencia, los medios masivos de comunicación nos muestran personas que niegan o subestiman la gravedad de los problemas ambientales. En particular, cuando no son funcionales a sus intereses. Esto es más común entre quienes tienen por política ponderar las conveniencias por sobre las convicciones. Y ya lo dijo Michel de Montaigne hace 500 años: “nadie está libre de decir estupideces; lo grave es decirlas con énfasis”. El problema es que ese énfasis puede correr el foco de atención de dónde debe estar: la búsqueda de soluciones maduras, basadas en el conocimiento científico y con abordajes multidisciplinarios.

Incluso, entre los decisores que reconocen las necesidades de conservación de la biodiversidad o de mejorar nuestro entorno, abundan quienes consideran que habría que tomar cartas en el asunto recién cuando haya un escenario económico estable y creciente. Y esperando ese momento ideal los daños ambientales se van acumulando y potenciando. Dicho de otro modo, se agravan, incrementando las pérdidas y encareciendo el costo de la solución. La indecisión o la pasividad salen muy caras. En particular, para las personas vulnerables.

Esto sucede porque entre los políticos y economistas sobreviven visiones y conceptos fosilizados. Parcialmente, eso explica que sigan desconociendo que los humanos somos parte de la naturaleza, que los ecosistemas silvestres son productivos y que su conservación es la garantía del desarrollo humano. Es una minoría la que asume estas premisas, que el tiempo para actuar es ahora, que las misiones a cumplir exceden las capacidades individuales y que es necesario mancomunar esfuerzos colectivos (muchas veces, trabajando con los contrarios). Está claro, entonces, que el camino es complejo, pero posible y necesario.

Creer que todo está bien es insensato, pero creer que todo está mal es destructivo. Tenemos que enfrentar nuestro tiempo con realismo, con sus ventajas y desventajas. Esa es una forma de construir nuestro presente y de adaptarnos a él en un contexto de adversidad permanente. Lejos de paralizarnos esa adversidad es la que nos debe motorizar para abrirnos paso, haciendo pie en las acciones acertadas y buenas que siempre existen.

Me permito afirmar que la naturaleza no esperará las decisiones políticas o económicas para imponer sus límites. Es responsabilidad de todos (no solo de los científicos) establecer límites para nuestras acciones dentro de los naturales. La clave para afrontar desafíos ambientales radica en la capacidad de las sociedades para adaptarse a los cambios ambientales constantes. La historia de las civilizaciones lo demuestra cuando hacemos la necropsia de su cadáver.

Pese al espíritu negador de los necios, no falta quien opera desde las grietas del sistema para infiltrar ideas, propuestas y esperanzas a una parte de la sociedad que parece adormecida.

La lectura puede despertarnos y escribir para otros conlleva un compromiso. Y cuando uno lo hace en torno a una causa noble (como lo es la ambiental), ese compromiso se extiende hacia lo que consideramos que es la verdad y la justicia. Debemos agradecer a Pablo D’Atri la perseverancia de investigar y redactar artículos o informes sobre una gran diversidad de asuntos ambientales, abrevando en fuentes veraces y justas.

Al repasar esta recopilación de su trabajo durante más de tres décadas, el lector podrá comprobar que los temas se integran y complementan, configurando un cuadro que retrata buena parte de nuestra realidad. Y es interesante hacer notar que lo ha hecho de un modo alejado de los fundamentalismos. Por el contrario, si algo lo caracteriza es su prudencia, realismo y pragmatismo.

Con esas virtudes, el Suplemento ECO acompañó numerosas ediciones del histórico diario “La Arena”. Y lo hizo con una “potencia” pocas veces vista, dado que lo puso en manos de un público amplio y heterogéneo en edades y formaciones. Justamente, son esos lectores a los que los ambientalistas debemos dirigir el grueso de nuestros esfuerzos. Convengamos que los papers o artículos científicos son indiscutiblemente valiosos, pero suelen publicarse en revistas que están lejos (física y lingüísticamente) del “ciudadano de a pie”, que es el más necesitado de ser informado y ayudado a su formación. De ahí la importancia de acercarle información con un estilo periodístico ameno, breve, serio, novedoso, atractivo y original. Ejemplifican muy bien esto las hermosas infografías dedicadas a las especies pampeanas o el libro sobre la “Flora y Fauna del Bosque Nativo de La Pampa”, donde Bibi González le sumó todo su talento artístico.

En las mentes positivas e inteligentes estas páginas constituirán una herramienta de alto potencial pedagógico. Esta no es una expresión de deseos, sino una certeza basada en lo que ya han demostrado algunos ecos del ECO. Porque han inspirado acciones que desbordaron sus intenciones originales, como la campaña educativa gestada para ayudar a conservar los amenazados cardenales amarillos, los calendarios ambientales que rescataron efemérides que muchos ignoraban, la sinergia con el portal de Internet ecodigital.ar y la organización de las “Primeras Jornadas Patrimonio Natural y Cultural argentino”, que nos permitió -junto a Carlos Fernández Balboa- compartir “una introducción a la relación entre la naturaleza y la cultura”, tema que también cubrió el suplemento de modo pionero.

Es habitual que las nefastas noticias ambientales abrumen y alejen a las personas que podrían interesarse y comprometerse. Uno no sabe si se reproducen para eso, para evitar que se geste una masa crítica ambiental o por mero cultivo de la estupidez. Afortunadamente, este libro va a contramano sobre un rumbo coherente y constructivo. No faltará la persona que sabrá valorarlo, agradecerlo y usarlo para que nos vaya mejor. A esa persona -que tal vez sea la que está leyendo esto ahora- también va mi gratitud. De ser así, quedó en buenas manos.

Dr. Claudio Bertonatti
Investigador del Centro de Ciencias Naturales, Ambientales y Antropológicas de la Universidad Maimónides
y Asesor Científico de la Fundación Azara